septiembre 26, 2023

“¡Creciendo, avanzando, y a Cristo esperando!”

“¡Creciendo, avanzando, y a Cristo esperando!”

“¿Cómo están hoy?” dijo Gabriel Paulino, presidente de la Asociación Dominicana del Sureste, al dar la bienvenida a los miembros de iglesia e invitados que llenaron la iglesia adventista Ureña IV en Santo Domingo, República Dominicana, el pasado 26 de agosto.

Difícilmente pasó un segundo antes de que recibiera una respuesta.

“¡Creciendo, avanzando, y a Cristo esperando!” Juana Tejada, miembro de la iglesia local, gritó desde su asiento en la parte trasera del templo.

Líderes de Maranatha, partidarios, y miembros del equipo local de construcción asisten a la inauguraicón de la iglesia adventista Ureña IV el 26 de agosto. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Tejada fue una de decenas de miembros e invitados que asistió a la inauguración oficial del nuevo templo, que fue financiado por Maranatha Volunteers International, un ministerio de apoyo de la Iglesia Adventista. Maranatha, que comenzó en 1969, utiliza fondos de donantes y partidarios para construir iglesias y escuelas y excavar pozos de agua en diversos países del mundo.

Después de varios períodos de construcción de templos en la República Dominicana, en 2022, Maranatha regresó para construir otras decenas de iglesias. También construirá “Ciudad del Cielo”, un campus adventista que espera terminar para 2025, y que incluirá un espacioso Centro de Educación y Evangelismo, un edificio con múltiples salones de clase, oficinas, baños y un auditorio, además de una iglesia grande con capacidad para más de cuatrocientas personas.

Bernardo Medina, director de comunicación de la Unión Asociación Dominicana, da la bienvenida a los miembros de iglesia y a los invitados de la comunidad a la inauguración de la iglesia adventista Ureña IV. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Decenas de esas congregaciones en Santo Domingo pueden rastrear sus raíces a la iglesia adventista de Caleta Central, el primer templo que construyó Maranatha en el país en 1992. Esa iglesia llegó a ser la “madre” de decenas de otras congregaciones de la zona, dado que los miembros de iglesia se trasladaron para establecer nuevas congregaciones en otros vecindarios de Santo Domingo. Según los líderes, la iglesia Ureña IV, una iglesia que salió de la congregación Ureña I, es la “bisnieta” — la cuarta generación de iglesias — de las originales.

Una inauguración significativa

Durante la ceremonia de inauguración del 26 de agosto en Ureña IV, los líderes de la iglesia local dijeron que estaban agradecidos a Dios por sus bendiciones y a Maranatha por el apoyo de hacer que su sueño de tanto tiempo se hiciera realidad. Ahora están comprometidos con seguir trabajando para hacer crecer la congregación. “Muy pronto, esta iglesia se duplicará, y esperamos que para entonces, Maranatha pueda regresar una vez más a apoyarnos”, dijeron.

Una constante de muchas iglesias es sus Clubes de Conquistadores activos. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Los líderes también celebraron el hecho de que en la iglesia Ureña IV, un porcentaje significativo de los miembros son adolescentes y jóvenes. “Tener tantos jóvenes es una real bendición”, dijeron.

Tocar otras vidas

En el mensaje de dedicación de Ureña IV, Teófilo Silvestre, presidente de la Unión Asociación Dominicana, hizo un llamado a los miembros para que hagan de Dios el centro de todo lo que hacen. En ese sentido, dijo, el nuevo templo debería ser un centro de actividad, porque “el mejor lugar donde estar es en la casa de Dios”, expresó, en referencia al Salmo 84:10.

Silvestre dijo que los miembros deberían estar agradecidos por tener un lugar especial donde encontrarse con Dios, y agradeció a todos los que lo hicieron posible. “En primer lugar, al mismo Dios, quien está creando un lugar de refugio para la comunidad en este lugar”, dijo Silvestre.

El número de invitados de la comunidad que no son miembros de iglesia suele incrementarse después de la inauguración de un nuevo templo. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

También agradeció a Maranatha, un ministerio que, según él, está cumpliendo el mandato de este salmo. “Maranatha da alegría a la gente, porque cada vez que se construye una iglesia y podemos venir a adorar a Dios, nos sentimos felices”, dijo Silvestre.

Al igual que en muchos otros casos, las historias de los líderes de la iglesia están un tanto entrelazadas con la historia de Maranatha. Silvestre no es la excepción.

Silvestre contó que fue bautizado de adolescente en 1989, siendo el primer adventista de su familia. Recordó asistir a una congregación en la ciudad de San Antonio de Macoris. “Era una iglesia de madera en mal estado”, dijo Silvestre. “Orábamos todo el tiempo para que el viento no destruyera la iglesia”.

Esa situación triste y un tanto peligrosa siguió hasta que un día, llegó Maranatha y construyó una estructura sólida en el lugar. Fue algo que resultó transformador, dijo Silvestre.

Muchas iglesias de la República Dominicana están llenas de niños y jóvenes, dijeron los líderes regionales de la iglesia. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Al dirigirse a los líderes de Maranatha que escuchaban su historia, Silvestre, ahora líder de una familia de la iglesia en franco crecimiento, les agradeció una vez más por su compromiso. “Ustedes no solo construyen iglesias”, les dijo. “Ustedes tocan vidas”.

Un arca de salvación

En la inauguración de la iglesia Unidos en Cristo un par de horas más tarde, Winston Hiciano, tesorero de la Unión Asociación Dominicana, también hizo un llamado a los miembros de iglesia y a los invitados de la comunidad para que vean que el nuevo templo es mucho más que tan solo un edificio. “Para salvar vidas, Dios crea un arca de salvación”, dijo, en referencia al nuevo edificio. Contrastó los cómodos pero macizos bancos de madera y los ventiladores de techo de última generación con el edificio original. “Lo único que mantenía unido a ese viejo templo eran las termitas”, bromeó. Ahora, se espera que el flamante templo se convierta en una herramienta de testificación en la zona, expresó.

Gabriel Paulino, presidente de la Asociación Dominicana del Sureste (izquierda), habla de Maranatha a la congregación, mientras Kenneth Weiss, vicepresidente de Maranatha, traduce sus palabras al inglés. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Don Noble, presidente de Maranatha, concordó con él. “Un edificio respetable da carácter a la obra de Dios en este vecindario”, dijo.

Noble contó de qué manera, junto con su hermano y hermana, decidieron escoger y financiar la construcción de un templo en la República Dominicana en memoria de su madre Beverly Noble y de Joan Wildman, madre de su primo, “dos maravillosas damas cristianas”, expresó, que hace poco pasaron al descanso. “La mayor parte de los fondos para esta iglesia provienen de nuestra familia”, informó.

Nada más que la misión

Paulino también hizo un llamado a los miembros de iglesia para que utilicen el nuevo templo Unidos en Cristo como centro misionero, al reflexionar en el significado del nombre de la iglesia. Los desafió a imitar el ejemplo de los integrantes de la Iglesia Primitiva, quienes “perseveraban unánimes cada día en el Templo, y partiendo el pan en las casas comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y teniendo favor con todo el pueblo” (Acts 2:46, 47).

El templo de la iglesia Unidos en Cristo fue dedicado a la memoria de Joan Wildman y Beverly Noble, dos miembros de la familia de Don Noble, presidente de Maranatha. La mayoría de los fondos para la iglesia provino de sus familias. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

El resultado de tal compromiso no se tardó mucho en llegar, dijo Paulino, porque “el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos”, leyó.

Es acaso la razón por la que Tejada y otros no dudaron en gritar otra vez a todo pulmón cuando se les preguntó otra vez cómo estaban. Y siguió repitiéndolo a todo el que se dignó a escucharla. “¡Estamos creciendo, avanzando, y a Cristo esperando!”

Maranatha Volunteers International es un ministerio independiente sin fines de lucro que no es operado por la corporación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

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