El pastor Emmanuel Guimarães se despide del ministerio con planes para el futuro
Hace 36 años, comenzaba una trayectoria planeada por Dios en la vida de Emmanuel Guimarães. El entonces joven pastor, comenzó su ministerio y, a lo largo de esos años, tocó la vida de cientos de personas por medio de su trabajo.
Junto a su esposa, María de Lourdes Brito Guimarães, cariñosamente llamada de Lurdinha por los compañeros, vivieron cada día buscando la orientación divina y perfeccionando sus capacidades para servir mejor en los diversos lugares por donde pasaron. Iglesias, sedes administrativas locales y, por último, liderando la Secretaria de la Iglesia Adventista en el Estado de São Paulo.
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Sin embargo, su trabajo en la Iglesia Adventista comenzó nueve años antes, con el ministerio del colportaje. Él y su esposa, la responsable por darle los primeros estudios bíblicos, se hicieron colportores en 1980.
“Ya fui hasta líder del Ministerio Infantil”, recuerda Guimarães, en una época en que los departamentos no estaban divididos como hoy. Trabajó, según él, en todas las áreas de la Iglesia Adventista. También lo hizo en la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA), lugar donde fue a fondo en su pasión por la misión en sus diferentes formas.
Al final, ¿cuál es la preparación necesaria para tamaña responsabilidad? Una de las marcas dejadas por Emmanuel es su constante necesidad y empeño en aprender. Además de la graduación y la maestría en Teología, tiene posgraduación en Liderazgo y otra maestría también en Liderazgo, con formación en Coaching por la Sociedad Latinoamericana de Coaching.
Ahora, estudia inglés y usa ese momento para enseñar la Biblia a la profesora, una joven norteamericana. Ya tiene dos libros casi listos y pretende escribir más…pero solo en el 2025. El primer año de jubilación, cuando un pastor deja sus funciones oficiales, se dedica a la familia. “Me voy a dedicar a mi primera iglesia, que es mi esposa y mis hijas,” declara.
Ministerio y familia
Emmanuel Guimarães es padre de Jacqueline, Gracielle y Viviane. El sueño de ser padre de seis se concretó con el casamiento de las hijas, que formaron sus familias con jóvenes que, destaca él, se transformaron también en sus hijos. Pero su corazón es de la nieta Julia, que derrite al abuelo y la abuela.
En su ceremonia de jubilación, que se realizó durante Concilio Anual de la sede sudamericana adventista, destacó los planes para el futuro, dejando claro que lo que termina ahora es su ministerio formal, pero seguirá predicando por donde esté. “Cuando Dios llama a alguien para ser pastor, y termina su período de trabajo profesional, no deja de ser pastor. Voy a ser pastor por el resto de mi vida. Hasta el último suspiro voy a ser pastor. Porque ese es el trabajo que Dios me dio, Dios me llamó a mi vocación”, completa.
Diversos colegas que trabajaron con Guimarães a lo largo de los años declararon cuánto fueron inspirados por su ministerio y su cuidado con el prójimo. Él todavía cumple sus funciones hasta el próximo domingo, cuando dejará el cargo. “La mayor alegría de mi ministerio es servir a Dios con mi familia", garantiza.