Exadventistas encarcelados de Papúa Nueva Guinea expresan el deseo de regresar a Dios

Cuando Erton Köhler, secretario de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, aceptó predicar como parte de la campaña PNG para Cristo en la iglesia adventista de Korobosea en Puerto Moresby, Papúa Nueva Guinea, no sabía que tendría una de las audiencias más atentas que alguna vez había tenido: un grupo de presos de una cárcel cercana.

Köhler tampoco sabía que muchos de los presos habían sido en el pasado miembros de la Iglesia Adventista. Mediante una serie de eventos que los líderes locales llamaron “providenciales”, no solo esos presos sino muchos otros pudieron seguir y disfrutar de las reuniones de evangelización.

Henry T. Map (derecha), jefe de policía de Boroko (derecha), da la bienvenida al secretario de la Asociación General Erton Köhler a la Cárcel de Boroko, para una visita a los presos que habían estado mirando por televisión sus predicaciones diarias en una iglesia cercana. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

El poder del servicio joven

Todo comenzó con el grupo de Jóvenes Adventistas de la iglesia, que se ofreció a limpiar la Cárcel de Boroko como parte de las actividades del Día Mundial de la Juventud el pasado 16 de marzo. El ejemplo de los jóvenes voluntarios adventistas dejó una impresión positiva y más tarde abrió puertas con los funcionarios y el superintendente de la prisión.

En la visita de los jóvenes a la prisión en marzo pasado, los líderes jóvenes vieron que algunos presos estaban interesados en estudiar la Biblia, de manera que los miembros de iglesia lanzaron una Escuela Sabática filial en la prisión. Entonces, descubrieron que los presos habían mostrado interés en mirar la próxima campaña de evangelización. Los miembros de iglesia llevaron esa solicitud a la congregación, y una mujer de la iglesia se ofreció a comprar y donar tres pantallas: dos para los presos y una para los directivos de la prisión, para que todo el que así lo deseara pudiera seguir las predicaciones de Köhler.

La Cárcel de Boroko es una prisión policial donde los detenidos aguardan hasta que sus casos sean llevados a juicio. Suele tener entre 70 y 100 presos en condiciones muy apretadas. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

“Cada noche, los presos se sientan en el piso del pasillo de la cárcel para seguir la predicación del pastor Köhler”, informó un líder local. “Y para el momento del llamado, muchos de ellos se ponen de pie para aceptarlo”.

Un alcance más amplio

Los líderes de la iglesia de Korobosea dijeron que están entusiasmados de ver la manera en que Dios ha estado haciendo que la congregación tenga un alcance mucho mayor que el que primero habían imaginado. La iglesia, de la que el primer ministro de PNG James Marape es miembro, había estado llevando a cabo grandes esfuerzos para prepararse para la campaña.

“Como iglesia, invertimos miles de dólares para prepararnos para la campaña”, explicaron los líderes locales. La iglesia también cuenta con dos minibuses, que los miembros usaron para traer gente a las reuniones.

La iglesia adventista de Korobosea en Puerto Moresby proveyó de almuerzo a los presos de la Cárcel de Boroko, después de la visita del secretario de la Asociación General Erton Köhler el pasado 10 de mayo. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Otras puertas comenzaron a abrirse a medida que avanzaban. Además de la autorización para transmitir en vivo las reuniones en la Cárcel de Boroko, una estación de televisión nacional se puso en contacto con los líderes de la iglesia, preguntándoles si podían transmitir los mensajes de Köhler. “Fue iniciativa de ellos”, reportaron los líderes de la iglesia local. “Ellos lo solicitaron aun antes de que nosotros pensáramos en ello”. Según la iglesia local, hubo gente que siguió las reuniones no solo desde otras partes de Papúa Nueva Guinea sino también desde Australia, Malta, Suecia y otros países.

Durante sus mensajes diarios, Köhler hizo un repetido llamado a los líderes de la iglesia local para que alcancen, se conecten y capaciten a los que están viniendo a Cristo. “Ayúdenlos a prepararse, junto con ustedes, para una vida de fe y de preparación para el cielo”, les dijo.

Luamisa Nili, una miembro de 23 años edad de los Jóvenes Adventistas de la iglesia adventista de Korobosea, fue parte del grupo que visitó la Cárcel de Boroko el pasado 10 de mayo. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Una visita de gran impacto

Entonces, el 10 de mayo, cuando solo quedaban dos reuniones de la serie en la iglesia de Korobosea, Köhler y otros líderes locales y regionales recibieron una invitación para visitar la Cárcel de Boroko, que suele tener de 70 a 100 presos que aguardan sus juicios, y para hablar con los presos.

Silva Sika Biyoma, superintendente metropolitano de la Fuerza Policial Real de Papúa Nueva Guinea, junto con el Comisionado de Servicio Público de Boroko Henry T. Map y el oficial a cargo de la Cárcel de Boroko Richard Harai, dieron la bienvenida al grupo de líderes adventistas a las instalaciones. Agradecieron a Köhler por su visita, enfatizando cuán significative les resultó. “Sabemos que una vida espiritual puede transformar una persona”, dijo Sika. “Y sabemos que una vez que salgan, serán personas diferentes”.

Los líderes de la iglesia y los jefes de la policía posan con algunos de los presos de la Cárcel de Boroko en Puerto Moresby, Papúa Nueva Guinea, el 10 de mayo. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Köhler señaló dónde se encuentra el poder para cambiar vidas. “Nosotros solo somos instrumentos, pero no tengan dudas: Dios está obrando en ellos [los presos]”, dijo Köhler.

Los líderes de la policía aseguraron a Köhler cuán significativos han sido los últimos avances en la prisión de Boroko. “Todos los [grupos] religiosos tienen la puerta abierta si quieren visitar a los presos, pero estoy jamás ha sucedido antes. Es la primera vez que somos testigos de un interés tan grande”, dijo Sika a Köhler.

Nunca solos

Después de recorrer las instalaciones, Köhler tuvo la oportunidad de hablar con los presos cara a cara. “No importa dónde estén o qué es lo que hayan hecho, Dios tiene el poder de suplir todas sus necesidades en Cristo Jesús”, les dijo a los presos, que parecían internalizar cada una de sus palabras. Entonces les mostró una Biblia, diciéndoles: “Mantengan este libro cerca de sus corazones. Porque si tienen este libro, jamás estarán solos”.

Robert Jones, un médico que es miembro de la iglesia adventista de Korobosea en Puerto Moresby, presenta el tema de la alimentación y la conducta antes del mensaje espiritual del pasado 10 de mayo, como parte de le campaña PNG para Cristo. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

Por su parte, Leonard Sumatau, secretario de la Unión Misión de Papúa Nueva Guinea, también se dirigió a los presos, haciéndoles un llamado para que regresen a Dios, que de buena gana los aceptará. Sumatau les leyó de la Biblia y les hizo un llamado. “Los invitó a regresar a Dios y comenzar una nueva vida en Cristo, en especial a aquellos que solían ser adventistas”, les dijo.

Köhler le preguntó entonces a Sumatau cuántos exadventistas había en el grupo de presos. “La mayoría de ellos”, le contestó Sumatau. “La mayoría de ellos solía ser miembro de la iglesia. Algunos fueron Conquistadores y parte del grupo de Jóvenes Adventistas”.

El Coro de Jóvenes de la iglesia adventista de Korobosea ofrece un número musical, como parte del programa del 10 de mayo de PNG para Cristo 2024. [Fotografía: Marcos Paseggi, Adventist Review]

No es un camino fácil

El grupo de jóvenes adventistas que suele visitar la prisión entonó entonces un cántico de aliento. “No es un camino fácil, pero el Salvador camina a mi lado”, cantaron los jóvenes. “Su presencia me da gozo cada día”.

Köhler concluyó con palabras adicionales de aliento. “Podemos sentir que Jesús está más cerca”, dijo a su atenta audiencia. “Jesús conoce sus historias, sus desafíos, sus angustias, su dolor y sus esperanzas. Y el mensaje que él tiene para ustedes es un mensaje de transformación”. Entonces oró: “Señor, sabemos que sus nombres están escritos en la palma de tu mano. Por favor, ayúdalos a que encuentren la libertad en ti”.