La Escuela Sabática es el programa principal de educación bíblica y misionera de la Iglesia. Por medio del estudio sistemático de la Biblia a través de una guía trimestral, millones de personas alrededor del mundo pueden entender mejor sobre los más variados temas bíblicos, incluyendo las doctrinas de la Iglesia Adventista, con profundidad teológica para cumplir la misión.
Sin embargo, los datos recogidos por medio del sistema interno de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Sudamérica señalan que la adhesión de los estudiantes está en un 45%, lo que representa menos de la mitad de los miembros. De estos, no todos tienen la rutina diaria del estudio de la Biblia o de la práctica misionera. Por eso, fueron trazadas algunas estrategias para involucrar aún más a los adventistas en ese objetivo.
“Los ministerios de Escuela Sabática y Grupos Pequeños prevén una participación más activa de los miembros en las unidades de acción”, explica Bill Quispe, director de Escuela Sabática para ocho países de Sudamérica. Especialmente por eso, el plan es que los mismos miembros de las unidades de acción, o sea, clases de Escuela Sabática, se reúnan también durante la semana en grupos pequeños, fortaleciendo las relaciones entre las personas de la iglesia y la participación en acciones de evangelismo.
Escuela Sabática Viva
Esa participación más activa mencionada por Quispe busca, especialmente, el desempeño más efectivo de los adventistas en evangelismo y enseñanza de la Biblia. “Ese es un desafío mundial, pero con el proyecto Escuela Sabática Viva pretendemos volver al propósito original de ser una agencia misionera, una agencia ganadora de almas”, enfatiza.
Por estar presente en todo el mundo, la Escuela Sabática proporciona una visión más amplia de la misión. Y este proyecto quiere reforzar esto mostrando los desafíos misioneros locales y mundiales que todavía necesitan ser alcanzados.
Cuando se originó la Iglesia Adventista, uno de los caminos para la expansión eran justamente esas clases. Cuando estuvieran bien establecidas, podrían formar grupos nuevos, propagando así el mensaje del evangelio.
Quispe menciona algunos indicadores que señalan la calidad de una clase. Ellos son: el estudio regular de la Biblia, la oración, el compañerismo y el foco en la misión. “Si los miembros están dedicados a alcanzar la excelencia en esos puntos, entonces, se alcanzará el objetivo que es el de apresurar el regreso de Jesús”, reflexiona. Según él, es importante que haya un control mensual, para tener un diagnóstico fiel de la realidad de la iglesia y para que el maestro pueda entender qué puntos merecen mayor atención.
Capacitación de los maestros
Se estima que existen 166 mil maestros de Escuela Sabática distribuidos en iglesias y grupos en ocho países sudamericanos. El líder afirma que el maestro es el factor más importante en la Escuela Sabática. Él necesita tener condiciones de mejorar sus métodos de enseñanza de la Biblia, cumplir la función de pastorear, cuidar de sus alumnos y capacitarlos para el papel evangelístico. Por eso, propuso a los dirigentes de la Iglesia Adventista en Sudamérica, durante el Concilio Anual, que inviertan en capacitación y preparación de esas personas.
En el camino a la capacitación es necesario reactivar y reorientar las clases de maestros como centros de capacitación misionera e implementar trimestralmente las Convenciones de la Escuela Sabática. Según el director del departamento, en esos espacios ellos pueden recibir inspiración y capacitación de manera permanente, y ser equipados con recursos prácticos para hacer su trabajo de manera más eficaz.
Finalizando, Quispe señala que el objetivo de la Escuela Sabática Viva es combinar efectivamente el estudio de la Biblia con la ayuda de la lección de la Escuela Sabática, en su formato físico o digital, y que sea un hábito diario, como la oración y la predicación del evangelio en sus diferentes formas, a nivel local y mundial.