¿Dónde está el campo misionero? En el vecindario, en la ciudad, en la provincia, región o departamento, en el mundo. Eso es lo que dice la escritora norteamericana Elena G. White: “El mundo es nuestro campo de esfuerzo misionero” (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 15). Y, con base en este consejo, surgió Mission Refocus en la sede mundial de la Iglesia Adventista, que pretende incentivar a todos los miembros a hacerse misioneros o apoyar a los misioneros alrededor del mundo.
“Es una iniciativa para involucrar a las instituciones de la Iglesia, las uniones, las asociaciones (sedes administrativas regionales), y las iglesias locales en los proyectos misioneros. ¿Pero de qué manera? Desde la iglesia local, queremos recordar que hay muchas regiones en el mundo sin presencia cristiana”, explica el pastor Dieter Bruns, director del Servicio Voluntario Adventista para ocho países sudamericanos, departamento responsable del envío de voluntarios y misioneros hacia dentro y fuera de Sudamérica.
Misión para todos
Si antes esta preocupación se encontraba solo en los niveles administrativos, el gran punto del Mission Refocus es concientizar también a la iglesia local, o sea, a todos los miembros de la
Iglesia Adventista, de que aún existe una gran porción del planeta que necesita que alguien lleve el mensaje bíblico.
El pastor Stanley Arco, presidente de la Iglesia Adventista para ocho países de Sudamérica, destaca que “cada uno de nosotros tiene que pensar en fortalecer a la iglesia local con la misión que tenemos. Pero el evangelio no es predicado solo en mi iglesia local, en mi territorio. Es predicado a todo el mundo. Entonces, la visión es iglesia local, iglesia global”.
Cuando nos acordamos de eso, nos motivamos a ayudar. Cuando ayudamos, en realidad, al final, nosotros somos los grandes beneficiados. Y al estar conscientes, de comenzar el proceso de ayuda, también creamos en la iglesia local más unidad y más desarrollo”, enfatiza Bruns. Para él, cuando se tiene a alguien conocido desempeñándose en el campo misionero, eso trae más conciencia y despierta la necesidad de obtener información sobre ese trabajo. Consecuentemente, une a la iglesia en un propósito común.
El pastor Arco comenta que son cinco fases para llegar al objetivo final. La primera está en el proyecto Misión Caleb, en la iglesia local. La segunda es el proyecto Un Año en Misión (OYIM) y el Servicio Voluntario Adventista (SVA). A partir de allí, llega la tercera parte, que es una especie de intercambio de misioneros entre sedes administrativas en Sudamérica. La cuarta fase está en enviar y recibir personas entre continentes por medio, por ejemplo, del proyecto Misioneros para el Mundo, que ya ha enviado 25 misioneros a otros países. La última etapa está en un proyecto que será realizado en Tailandia e Indonesia, países donde hay poca presencia de cristianos y adventistas.
Durante los próximos cinco años, el plan es aumentar el envío de misioneros voluntarios, profesionales, promover Mission Trips, o sea, misiones de corta duración, e invertir en infraestructura.
Barreras y oportunidades
La integración entre proyectos y departamentos muestra el esfuerzo en hacer que la iglesia se involucre integralmente en el Mission Refocus. Con eso, motiva y proporciona más oportunidades de misión a los miembros de la Iglesia Adventista.
Para que el proyecto sea exitoso, hay algunos desafíos que deben ser vencidos. Para los misioneros, es el idioma. Es imprescindible saber inglés, por ejemplo, para aprender un tercer idioma. Para las instituciones y las sedes administrativas que hacen posible el envío de las personas, son los recursos financieros.
El trabajo del proyecto ahora es hacerse conocido en todos los lugares, presentando los caminos para conectar voluntarios y misiones. La página web vividfaith.com es uno de los caminos para esa conexión. Esta contiene todos los cupos disponibles en diversos países, para variadas funciones.
Con la presentación del proyecto Mission Refocus durante la Junta Directiva Plenaria, titulada “Una iglesia viva”, el objetivo es que todos se comprometan a trabajar activamente en el envío y recepción de misioneros para desempeñarse en regiones en las que no hay presencia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
Este trabajo ocurre “en respuesta a lo que hicieron con nosotros en Sudamérica en el pasado. Ellos [los pioneros] entregaron, vinieron de Norteamérica, principalmente. Los líderes vinieron aquí a difundir el evangelio y hoy tenemos la iglesia que tenemos. Ahora vamos a responder entregando misioneros y voluntarios a otros países que también tienen esa necesidad”, finaliza el pastor Arco.