¿Qué quieres ser cuando seas grande?
Esta es una buena pregunta que los padres suelen hacerles a los hijos cuando aún son bien pequeños. Para la pregunta “¿qué quieres ser cuando seas grande?”, las respuestas suelen ser lo más creativas, divertidas y variadas posible. Por desgracia, con el pasar del tiempo, muchos padres no solo dejan de preguntarles a los hijos, sino que tampoco construyen un ambiente de desarrollo del interés, las habilidades y el talento. Al final de la educación secundaria, cuando la pregunta realmente tendría sentido, y ante una de las decisiones más importantes de la vida, que es la elección de la profesión, la respuesta no surgirá como por arte de magia.
Cierta vez, cuando estudiaba la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30) con un grupo de jóvenes, sugerí, como actividad, que cada uno hablara sobre sus propios talentos. Me di cuenta de que nadie quería hablar sobre sí mismo por temor a lo que los compañeros pensaran de él, lo que es algo normal en esa edad. Rápidamente cambié la estrategia. Distribuí hojas en blanco y pedí que respondieran dos simples preguntas sin colocar sus nombres. En la primera, debían enumerar cuáles eran sus talentos, algo en lo que se consideraban buenos o muy buenos. Y la segunda pregunta era con respecto a dónde o en qué actividades pasaban su tiempo libre. O, lo que más les gustaba hacer, lo que les daba placer y se sentían motivados a repetir.
Les di un tiempo y de a poco fui recogiendo los papeles, algunos bien doblados. Abrí uno por uno. El relato de la gran mayoría sobre la primera pregunta se resumía más o menos en lo siguiente: “no tengo o no sé cuál es mi talento”. Y con respecto a la segunda, la mayoría de las respuestas variaban entre: “me gusta ver series, películas”, “me gusta escuchar música y cantar”, “me gusta estar con mis amigos”, “me gusta dormir hasta tarde y comer”.
Separé algunos pocos de esos papeles que decían algo como “mis padres, mis amigos o mis profesores dicen que soy bueno en tal y tal aspecto” y leí a la clase incentivando sus percepciones. Pasé el resto de ese encuentro explicando lo que era habilidad y talento, la importancia de identificarlos y desarrollarlos, los diferentes tipos de habilidades, y le di un mayor énfasis en los versículos de la parábola sobre el individuo que solo recibió un talento y lo enterró (v. 24-30).
Desarrollo de habilidades
No hay ningún problema en pasar un tiempo en las actividades enumeradas por los juveniles. El problema es la triste realidad de que muchos están viviendo solo en función de esas actividades. Muchos dejan, incluso, el compromiso de estudiar, en segundo plano.
Cuando no hay una decisión intencional de trabajar para desarrollar intereses y habilidades, las familias corren el riesgo de pensar que el futuro de los hijos como adultos responsables, profesionales, proveedores de sus propias familias está muy distante y que no hay ninguna necesidad de prepararlos. Confían ciegamente que esa preparación se obtendrá en cuatro o cinco años en la universidad. Los hijos necesitan ayuda para ver más lejos y prepararse para el futuro. Para eso, deben subir sobre los hombros de alguien que les muestre, que los oriente, que les diga cómo es la vida, que es muy exigente, qué herramientas necesitan, y cómo deben actuar. De lo contrario, sus mayores placeres, “sus dones”, “sus habilidades” serán conocer el mayor número posible de actores, de temporadas, de estrategias de juegos, de tendencias de moda, de ritmos musicales y las mejores hamburguesas gourmet de la ciudad.
Cursar una carrera ciertamente contribuye para una buena formación profesional. Sin embargo, es solo una parte del todo. Hay otros aspectos importantes a ser considerados y desarrollados. Por ejemplo, la responsabilidad, el cuidado de sí mismo, la resolución de problemas, los cuidados básicos de una casa, la preparación de alimentos, los cuidados de la higiene, la iniciativa y la conclusión de actividades, responsabilidades con el dinero, el trabajo en grupo, la honestidad, resiliencia, persistencia, equilibrio, entre tantos otros aspectos. Todos son construidos en el transcurso de la vida, en el día a día, en las diferentes relaciones.
Cuando hay intencionalidad, estos elementos necesarios para cualquier profesión contribuirán a la elección profesional. Y especialmente porque la disposición, la iniciativa y la valentía para ejercerla no son impedimentos. Ser intencional con el futuro de los hijos no significa que usted decidirá qué profesión ellos deben seguir. Su función debe ser la de mostrarles las opciones y las herramientas necesarias para acercarse a cualquier área.
Consejos prácticos
Puede comenzar poniendo en práctica algunos consejos que tienen como objetivo contribuir a este propósito:
Léales a sus hijos pequeños. Incentívelos a leer por sí mismos cuando sean alfabetizados. Adquiera o llévelos a la biblioteca para elegir los libros que sean de su interés. Con el pasar del tiempo, continúe incentivando sus gustos literarios, regalándoles buenos libros;
Ayude a su hijo a expresarse. No lo interrumpa ni hable por él cuando intenta decir algo. Colóquese a la misma altura que él y escúchelo atentamente hasta que logre decir todo lo que planeaba. Cuando sea juvenil o adolescente, incentívelo a valorar su punto de vista en diálogos;
Motívelo a participar de las actividades en grupo durante las clases, los coros en la escuela, representaciones, lecturas y presentaciones musicales en el culto familiar, en el club de aventureros o conquistadores y en la Escuela Sabática;
Seleccione por lo menos una actividad extracurricular para participar durante cada año, con él, como deportes, música, idiomas;
Obsérvelo cómo juega, cómo interactúa con los amigos y profesores, cómo soluciona los problemas, o si tiene dificultades en hacer amigos. Si es necesario, ayúdelo a adquirir las habilidades que necesita;
Llévelo con usted a hacer compras, resolver cuestiones bancarias, retirar dinero, pagar algo, negociar un valor más bajo de un producto, cuidar del jardín, de la huerta, del parque, cocinar, asar, preparar una fiesta, participar de una misión, atender a un paciente, etc.
Acompañe su desempeño escolar. Descubra las disciplinas en las que obtiene las mejores notas e incentívelo a investigar aún más, y a sacar buenas notas. Si fuera necesario, pídale ayuda a un profesor particular para las disciplinas en las que tiene dificultades. Para una educación integral, es importante que todas las áreas sean bien aprovechadas;
Elogie el desempeño, la actitud y los logros de sus hijos, aunque sean muy simples. Al mismo tiempo, llámelos aparte, mírelos a los ojos, dialogue y corríjalos cuando sea necesario, cuando rompan las reglas, cuando haya negligencia o irresponsabilidad;
Valore a los buenos amigos de sus hijos. Siempre sepa quiénes son y si son una buena influencia. Involúcrelos en las actividades de la familia como comidas, paseos y actividades. La amistad entre pares contribuye tanto al desarrollo de la identidad como al concepto de sí mismos, la autoestima, aceptación, etc. Ambos serán beneficiados;
Involucre a sus hijos en proyectos misioneros. A veces, son oportunidades únicas de encuentro con varias profesiones y sobre todo, es la oportunidad de poner sus habilidades en práctica e incluso de identificar sus talentos.
¿Recuerda la pregunta inicial? Era la siguiente: ¿Qué quieres ser cuando seas grande? Comience poniendo en práctica los diez consejos, agregue otros que crea que son importantes y cambie la pregunta. Haga otras. Entre ellas, puede preguntar: ¿Qué es lo que más te ha gustado de esta lectura? ¿Puedes decirme cómo has logrado resolver eso solo? ¿Cuál era tu papel en la representación? ¿Cuándo será el campeonato de natación? ¡Quiero estar allá! ¿Ya has intentado conversar con el profesor y pedir ayuda? ¿Puedes hacer una transferencia bancaria para tu abuela? Los datos están en mi billetera. ¿Cómo que sacaste un 10 en matemáticas cuando habías dicho que fue difícil? ¿Cómo has hecho? La semana que viene visitaremos un asilo, ¿de qué parte del programa quieres hacerte responsable?
Éxito, queridos padres, en su noble papel de preparar a sus hijos para que elijan su profesión. Recuerden: cuando ellos tienen éxito, ustedes son exitosos; cuando dan un nuevo paso, ustedes se sentirán parte del equipo; cuando son aplaudidos o elogiados, ustedes se enorgullecen sabiendo que tuvieron una parte estratégica en ayudarlos a lo largo del camino.